Como muchos sabéis los dolores y la cojera han sido mi compañía estos tres últimos años. De hecho, hay más de una entrada dedicada a ellos. Pero ojo cuidado, que tengo solución. Por lo tanto, esta es mi última entrada dedicada al tema porque luego seré así:
A mí me gustaba mucho ir al traumatólogo. Porque lo mismo me ponía una infiltración de sorpresa, que me decía que me iba a quedar coja para toda la vida. Porque ese señor otra cosa no, pero ganas de trabajar tampoco.
La cosa es que intuición tenía. Pero mala. Lo primero que me dijo al verme fue que lo mío era una lesión en la rodilla típica de futbolistas. Sin ser yo nada de eso. Y se ve que le daba como un nervio en la mano que se ponía a pinchar a lo loco y me encajó tres infiltraciones que agüita para las flores. Y él, con ese porte y ese querer curar a sus pacientes se olvidó de mí durante un año cuando me tenía que ver a los tres meses.
Pero una, que es mujer de recursos se dejó el sueldo que no tenía en médicos privados. En mi vida me había bajado los pantalones ante tanto hombre en menos tiempo. Porque ella es exhibicionista.
Total que me hicieron un brainstorming que quisieran muchos guionistas. Que si es de la espalda, de la pisada, del músculo, del karma, del tiempo, del cambio climático… Había cabida para todo.
Pero la Beyoncé que yo llevo dentro tenía que salir a la luz así que probé todo. Plantillas, punción seca, ejercicio, descanso, masajes con un señor que me da ansiedáh de solo pensarlo, ultrasonidos, el baile del San Vito…y nada.
Y en un momento de desesperación total quisimos pedir cita en el mismo lugar donde curaron a Rafa Nadal. Que como los dos cobramos lo mismo pues no me iba a costar ningún esfuerzo.
Y mira tú cómo son las cosas que el mismo día que puse una queja porque mi amigo traumatólogo no me llamaba, parece ser que tenían ya hueco para mí. Porque la queja no tuvo nada que ver ¿eh? Nada de nada.
Total que se ve que le pillé mal de tiempo, cansado o con un papo que no le cabía en los pantalones que no me miró y me dijo que tenía que pensar en quedarme así toda la vida, porque si yo no respondía a nada, a ver qué le íbamos a hacer. Que la verdad que consideración no tengo ninguna. Porque cómo, CÓMO, no se me ocurre curarme. No me siento orgullosa de esto y es por ello que me gustaría pedir perdón públicamente. Lo siento. Me he equivocado. No volverá a ocurrir.
Mientras yo perdí trabajos porque este señor no quería mirarme y darme un buen diagnóstico, él consiguió que lo enviaran a trabajar a Asturias para poder estar cerca de su familia. Porque la vida es así. Medio mundo muere de hambre y otro medio de colesterol.
Menos mal que mi médico de cabecera, sí, el de cabecera, tuvo la idea de mirarme la cadera. Que también es normal que no se le ocurriera al otro. Porque todos sabemos que los traumatólogos son especialistas en el cuidado de la vista, parece ser.
Así que al final salió lo que muchos ya sabéis. El problema venía de la cadera. Tengo necrosis avascular (se me ha «muerto» el hueso) y necesito una prótesis. Antes de que nadie diga «¿una prótesis? ¿tan joven?». Pues sí. Tan joven. Caprichos que tiene una oye. A unos les da por un móvil nuevo y a mí por una cadera.
Que la verdad que yo me miro a mí misma y creo que soy un partidazo. Pocas chicas con 26 años tienen una cadera nuevecita. A estrenar.
Además el médico me ha dicho que voy a poder llevar vida normal. Lo único que no podré hacer es judo, kárate o correr. Porque ya sabéis que mi vida depende de eso, sí por los cojones. Oh mundo cruel, que he hecho yo para merecer tanto dolor.
No he corrido en mi vida, Hulio.
Por supuesto, puse una queja por la maravillosa atención del otro médico. Me dijeron que la culpa fue mía por quejarme de donde no era. ¿No seré yo la más cruel del mundo?
Así que quitando este pequeño cabreo y la impotencia de no poder decirle al médico todo lo que pienso, estoy muy contenta porque ahora sí, esto se acaba y cierro un capítulo horrible de #Dramaia.
PD: La foto de mis parecidos me la hizo un amigo. Si os cuesta identificarme, es normal. Os confirmo que soy la de abajo.
Hola Amaia,
Tienes las cejas de jermaini y el culo y la cuenta bancaria de beyonsé no lo dudo para nada!!
Pero hablando en serio, un par de ovarios si que los tienes, y porque la historia que has contado cargada de sarcasmo, preciosa, ha tenido que ser horrible y por eso te deseo de verdad toda la suerte del mundo en esta operación y que se acabe la historia por fin.
Un Abrazo Gigante
Pues nada chica…cualquiera no estrena una prótesis…que te vaya todo bn ( eso es lo importante)…y ya sabes….las bicis son para el verano…?
Ánimo Dramaia!!! Qué bonita la historia la verdad, me encanta porque metes dibujis y se hace más ameno 🙂 nos vemos pronto!! Un beso!